La actividad turística en Gran Canaria, que ya existía años atrás, marcó un antes y un después en la sociedad canaria cuando a finales de los años 50 y principio de los 60, se inicia el turismo de «masas» con el sol y playa como fondo de reclamo para atraer a estos nuevos visitantes que provenían principalmente de países europeos con cierto «pelete invernal», como Alemania, Inglaterra, Suecia, entre otros, que se fueron incorporando atraídos por el reclamo del momento. Claro está que las bondades de nuestro clima, entre otros factores sociales, tales como la seguridad y el respeto que aportaba nuestra sociedad a estos nuevos visitantes, fueron unos pilares básicos para su crecimiento y hoy, principios de 2019, sigue siendo uno de los principales motores de nuestra economía, pero también hay que tener muy en cuenta otros detalles, o consecuencias, de lo que se supone que es «nuestra economía», y que analizaremos en este proceso.
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